Tras más de 470 millones de kilómetros a través del espacio, la misión "Mars 2020 Perseverance" se posó este jueves a las 17.56 hora argentina sobre la superficie del planeta rojo para tratar de desentrañar sus secretos.
Transcurrieron casi siete meses desde que "los astros se alinearon" para hacer posible su lanzamiento. Nunca mejor dicho: fue precisamente la posición de la Tierra y Marte en sus trayectorias la que permitió que esta sonda comenzara su viaje a través del cosmos pues solo unos pocos días cada 26 meses ambos planetas están lo suficientemente cerca como para que el gasto de llevar una nave allí no resulte exorbitante.
Tras una complicada maniobra de aterrizaje durante los conocidos como "siete minutos de terror", el vehículo de exploración espacial (rover) se posó sobre la superficie y comenzó a trabajar sobre el terreno para determinar si el astro albergó vida en el pasado.
Allí permanecerá durante, al menos, un año marciano (aproximadamente dos terrestres, 687 días), aunque lo más probable es que su funcionamiento se prolongue más tiempo.
La "Perseverance" no es, sin embargo, la única misión que ha llegado en los últimos días a Marte. Recientemente lo hicieron también la emiratí 'Hope' y la china 'Tianwen', que se han quedado orbitando en torno al planeta. No obstante, la sonda enviada por el gigante asiático no se va a limitar a estudiarlo desde las alturas, sino que tiene en sus planes pisar el planeta. Para es ha enviado un rover acoplado a la nave que se prevé que aterrice en la Utopia Planitia, una llanura en el hemisferio norte.
¿Cuáles son los objetivos? Después de que la misión de la NASA "Curiosity", que aterrizó en Marte en agosto de 2012 y todavía está en funcionamiento, confirmase las condiciones favorables para el surgimiento de la vida en el pasado, "Perseverance" tiene un objetivo múltiple.
En primer lugar, descubrir si, más allá de esta idoneidad para albergar microorganismos, estuvo o no habitado. Lo hará a través de la búsqueda de biomarcadores, especialmente en las rocas.
El segundo de los propósitos es la recogida de muestras geológicas y atmosféricas que el rover introducirá en tubos y depositará en el suelo para que sean recuperadas por una misión posterior. La encargada de traer a la Tierra este material será la Mars Sample Return, proyectada para ser lanzada en 2024 y estar de regreso en 2030-2031, proyecto pero todavía está sin aprobar.
El tercero de los objetivos es sentar las bases de la exploración humana en ese planeta, para lo que la misión ha llevado una serie de instrumentos que le permitirán caracterizarlo mejor.
"La teoría nos dice que hay cosas que podemos hacer en Marte, pero tenemos que probarlo", explica el investigador en ciencias planetarias del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y miembro de "Perseverance", el español Jorge Pla-García.
¿Dónde aterrizará "Perseverance"? El nuevo hogar del rover será Jezero, un gran cráter de impacto de unos 45 kilómetros de ancho situado al norte del ecuador marciano y donde, hace unos 3.500 millones de años, existía una masa de agua del tamaño del lago Tahoe en la que desembocaba un río que formó un delta.
El equipo científico de la misión cree que este enclave podría haber recogido y conservado moléculas orgánicas y otros posibles signos de vida microbiana.
"Jezero, que significa lago en las lenguas de la antigua Yugoslavia, es un punto caliente para buscar indicios de vida pasada, porque tenía actividad de agua líquida y había temperaturas 'benévolas'.
Además, los materiales en el suelo son arcillas sobre todo y filosilicatos, que preservan muy bien la materia orgánica que podría haber albergado Marte", apunta Pla-García, que señala que uno de los problemas del Planeta Rojo es que el ambiente es "hostil" al estar muy castigado por "la radiación solar y las sales de perclorato".
¿Cómo es el rover? El rover es, con sus 1.050 kilos, el robot más pesado jamás posado sobre otro planeta debido, en parte, a los siete instrumentos de tecnología de punta que incorpora para cumplir los objetivos con los que ha sido diseñado.
Es precisamente su elevada masa la que impide que pueda utilizar energía solar para desplazarse, por lo tiene "una central termonuclear en la parte trasera".
Entre los dispositivos instalados en el robot se encuentra MEDA, una estación meteorológica desarrollada por un equipo español que se encargará de medir las condiciones ambientales del lugar de aterrizaje y estudiar el fino polvo marciano.
La acompaña SuperCam, un instrumento que examina las rocas y el suelo con una cámara, un láser y espectrómetros en busca de biomarcadores relacionados con la vida pasada en el planeta.
Otro elemento es RIMFAX, un radar que va a estudiar el hielo de agua del subsuelo, que, fundido y filtrado, se podría usar para beber o regar invernaderos en una futura colonización de Marte.
Además, MOXIE se ocupará de inhalar el abundante dióxido de carbono de la atmósfera marciana y convertirlo en oxígeno, fundamental para la respiración de futuros astronautas y para producir combustible para los cohetes que deban volver desde allí.
Asimismo, Mastcam-Z permitirá obtener imágenes panorámicas y estereoscópicas y determinar la mineralogía de la superficie; algo a lo que también contribuirán PIXL y SHERLOC.
El aterrizaje y los "siete minutos de terror". El aterrizaje, por su complejidad, es uno de los momentos más delicados de la misión y por eso se lo conoce como los "siete minutos de terror", tiempo en el que la nave tiene que pasar de los 20.000 kilómetros por hora (km/h) a los que viaja al alcanzar la atmósfera marciana hasta cero para dejar el rover sobre la superficie del planeta.
Transcurrirán exactamente 6 minutos y 48 segundos desde que la misión alcanza la atmósfera de Marte y la etapa de crucero -la parte de la nave que ha acompañado a Perseverance todo el viaje- se despega y queda solo el aterrizador.
Este último es una coraza que debe soportar hasta 1.500 grados centígrados debido a la fricción que se genera mientras avanza hacia el suelo del planeta.
Una de las grandes dificultades del proceso es que todo debe funcionar "en perfecta coreografía y sin interacción alguna" con la Tierra, incide Pla-García, pues la comunicación en tiempo real es imposible, a causa de los 11 minutos que tarda en llegar la señal de un planeta a otro. Además, es el propio robot el que elige autónomamente dónde posarse de forma segura, algo que hará a las 21.43 del jueves y se sabrá en la Tierra a las 21.55.
Para garantizar el éxito de la maniobra, el aterrizador debe entrar con un ángulo exacto en la atmósfera, que es la que hace buena parte del trabajo de frenado y reduce la velocidad a 1.500 kilómetros por hora. A continuación, a unos 14.000 metros de altura, se despliega el paracaídas "más grande jamás construido para la exploración planetaria" para continuar con la desaceleración y aminorar hasta los 300 km/h. Cuando la estructura se encuentra a 2 o 3 kilómetros del suelo, este se desprende y comienzan a actuar los retrocohetes para proseguir con el descenso. Ya muy cerca de la superficie, se sueltan unas correas de siete metros de longitud que depositan el rover en Marte.
¿Cuánto costó la misión? Hasta ahora, la Mars 2020 Perseverance ha costado 2.400 millones de dólares más 300 millones en operaciones -que incluyen la ciencia de los primeros meses, mover el aparato, operarlo, el sueldo de los empleados-, con lo que roza los 3.000 millones.
No obstante, requerirá más inversión en el futuro. "Se va a gastar más seguro. Luego vendrá la misión extendida: prorrogar los fondos para que funcione más tiempo", anticipó Pla-García.
"Una de las ventajas de NASA es que invierten tantísimo dinero en pruebas que la tasa de éxito es elevadísima", confía el científico.